Una epidemia llamada religiosidad

“El religioso se preocupa con lo que los demás dicen, al cristiano verdadero le da igual”
Ser religioso es seguir los patrones de una determinada religión y no tener una vida establecida con el propio Dios. Existen millones de religiosos por el mundo que hacen parte de una denominación, pero que no se preocupan en seguir y entregar su vida a Cristo. Este tipo de personas, normalmente, se preocupa en agradar a la sociedad y en seguir solamente los patrones sociales y dan un enorme valor a aquello que los otros piensan de él.
Si su vida es guiada por el espíritu que está subyacente al mundo y sus pensamientos no están bien definidos, ellos cambian al favor del viento.
Por otro lado, ser cristiano significa seguir a Cristo. El cristiano tiene su vida basada en la Palabra de Dios, pero no es solamente un oyente y sí un practicante. Él no vive preocupado en agradar a los demás, ni con lo que los otros piensan de él; su única y exclusiva preocupación es agradar a Dios, glorificándolo con una vida repleta de objetivos realizados.