«Tuve tres intentos de suicidio»

Victoria: «De niña había sufrido abuso sexual y violencia de género intrafamiliar. Además, sentía perturbaciones, veía sombras, escuchaba voces, no podía dormir bien porque siempre tenía malos sueños. Cuando llegué a la adolescencia, pude conquistar cosas a nivel académico, era muy buena estudiando. Sin embargo, no podía confiar en las personas. Una vez deposité la confianza en un hombre y me falló. Él me pintaba todo color de rosa, pero yo no me daba cuenta de que me aislaba de las demás personas y de las actividades que me hacían bien y me gustaban, como el estudio y el trabajo. Empezó a menospreciarme y a decirme que, si yo buscaba la perfección, nunca iba a encajar en ningún lugar, que yo debía ser como los demás.
Entonces, yo me fui encerrando. Comencé a sufrir violencia física y verbal. Tuve tres embarazos. Los dos primeros los perdí a raíz de discusiones. Durante el tercer embarazo, debido a los golpes, sufrí un moretón que apretó el cordón umbilical y, cuando estaba por nacer, al bebé le faltó oxígeno y falleció. Él me echó la culpa de lo que había sucedido. Ese episodio fue fatal para mí. Entré en depresión, no quería comer ni estudiar. La angustia que sentía no me permitía hablar con mi familia, me encerraba, no quería abrir las ventanas y tuve tres intentos de suicidio.
Hasta que un día una señora llegó a la puerta de mi casa y me invitó a participar de la reunión de liberación. Entonces, empecé a asistir todos los viernes a la Iglesia Universal. Desde entonces, mi familia empezó a prosperar, ya no hubo más discusiones, nos podemos sentar juntos a la mesa, estoy en una casa en la que me siento mucho mejor, tengo una vida restaurada y encontré la paz, gracias al Espíritu Santo»