¿Su sacrificio es natural o sobrenatural?

Cuando Jesús le habló a Nicodemo sobre nacer de la carne o del Espíritu, le mostró que frecuentar una iglesia o leer la Biblia no garantiza el nuevo nacimiento. Nicodemo tenía fe y conocía todos los mandamientos, pero vivía en la religiosidad. Su fe, en efecto, era natural, solo para hacer lo fácil.
Muchas personas hacen las cosas fáciles, como aceptar el bautismo en las aguas, levantar las manos y decir: «Dios, Te alabo y Te agradezco». Es fácil leer la Biblia, orar, pedir bendiciones y seguir algunas doctrinas, lo difícil es sacrificar los propios deseos. Es fácil creer en Dios naturalmente, lo difícil es creer en Él sobrenaturalmente. Pero es exactamente esa fe sobrenatural, que sacrifica la propia voluntad, la que Dios quiere de nosotros, como destacó Jesús: «… Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo…», Lucas 9:23. Esto significa que debemos negar los deseos del corazón, como el deseo de venganza, el deseo del pecado, la ira, la envidia y demás.
La fe natural es para las personas que nacen de la carne y viven la vida naturalmente. Este tipo de fe no implica sacrificios espirituales, al contrario, los que la tienen son engañados por su religiosidad y pasan la vida con el corazón saciado de corrupción, mentira y prostitución, entre otros males.
En cambio, la fe sobrenatural se da cuando hay entrega y redención total de la vida, cuando se entierra realmente la vieja naturaleza, el orgullo, las vanidades, los proyectos y los sueños a través del bautismo en las aguas. De esta manera, el Espíritu Santo puede descender sobre la persona y transformarla en una nueva criatura. La fe sobrenatural implica la acción del Espíritu Santo y no se trata de un proyecto de vida que durará años, sino de un proyecto que durará toda la eternidad, por medio de la salvación del alma.
Por eso, para nacer del Espíritu y heredar la Vida Eterna, no basta solo sacrificar tiempo o bienes materiales, porque todo eso se termina, es necesario sacrificar el propio ser, negarse a sí mismo y entregar el alma.