Señales: ¿Qué tiene que suceder en la vida de los Hijos de Dios?

¿Qué tiene que suceder en la vida de los Hijos de Dios? ¡Lo que está profetizado, escrito en la Biblia!
“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre (entrega-sacrificio) y fuego (poder –respuesta) y vapor de humo (señal de purificación); El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2.17-21).
En el pasado, ¿a quién le mostró las señales Dios? ¿A todos?– ¡No! Solamente a quienes querían glorificarlo con toda su fuerza. Porque lo que Dios quiere hacer es mostrar Su Poder en todos los aspectos, aún dentro de esta vida, tanto en el aspecto espiritual, como en todos los sentidos. Los prodigios en los cielos suceden cuando en la Tierra hay un nuevo nacimiento, y el bautismo con el Espíritu Santo (que se escribe en el Libro de la Vida), es, a su vez, el revestimiento de Poder que viene de lo alto.
Por otro lado, en la Tierra, Dios jamás quiere ver a aquellos que tienen Su Espíritu avergonzados, humillados, esclavizados por el error ni maltratados por los problemas. A estos, Él quiere mostrarle Sus prodigios y señales, es decir, ¡algo de extraordinario! Y ¿qué es lo que la gente más quiere sino un matrimonio, una familia, salud y prosperidad extraordinarios? ¿¡¿Quién no quiere ver señales extraordinarias en su vida?!?
En el presente, ¿a quienes, Dios, les muestra esas señales? – A las personas que en el día a día están haciendo uso de la fe inteligente, rechazando tener una vida fracasada y destruida por el diablo.
En el futuro, ¿a quiénes Dios les mostrará esas señales?- A los que hicieran uso de la fe, materializándola en Dios, a través de actitudes, acciones, sangre (entrega, sacrificio y renuncia), fuego (fe en acción-poder) y vapor de humo (¡para purificarse y desintoxicarse!). Y ¿qué pasa con el vapor? ¡Desaparece! Eso significa que Dios hará señales, haciendo que los sentimientos y las emociones desaparezcan, dando lugar a una fe inteligente, la cual dará condiciones para que las personas tengan en sus vidas las señales de Dios.
“Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”, invocar significa “llamar pidiendo auxilio” o “pedir ayuda” de una manera agresiva y a gritos, sin ningún sentimiento. Por lo tanto, no existe vergüenza del propio “yo” o preocupación por la opinión de terceros, sino el reconocimiento de que es necesaria una ayuda superior, el grito es el medio para que Dios muestre la señal. Pero, al invocarlo no se puede dar un grito vacío o usar palabras huecas, nosotros tenemos que mostrar nuestras señales también.