Nunca es tarde para ser inteligente

En 1985, a los 47 años, el explorador submarino norteamericano Robert Ballard hizo el descubrimiento de su vida: encontró los restos del RMS Titanic, el famoso barco que se hundió en 1912 en su viaje inaugural, uno de los mayores naufragios de toda la historia.
Eso sería suficiente para que él diera su carrera por terminada y viviera de los laureles de esa victoria. La segunda parte él la hizo y mucho, pero la primera ni pasó por su cabeza. Usted, por supuesto, querido lector, es muy probable que tenga sueños y metas, pero, ¿y después de ellos? La vida no se termina después de un apogeo. Un hombre que se aprecia sabe que la evolución puede continuar incluso cuando ya se tiene experiencia y que, si no se cuida, llega a la decadencia; y siempre hay aspectos que se deben mejorar física, psicológica, económica y espiritualmente.
Regresemos a Ballard. No hay mar en el lugar donde él nació, allí en el estado de Kansas, bien en el centro de Estados Unidos. Su familia, de clase media, se mudó a California (allí sí, tenía mucha agua salada cerca), donde ingresó en la Marina, y más tarde se convirtió en comandante de reserva. Pero siguió esforzándose y estudió oceanografía, geología marina, geofísica y es doctor en algunas de esas ciencias.
Gracias a un acuerdo con la Marina para encontrar submarinos nucleares hundidos, él consiguió el dinero para descubrir el Titanic. A partir de este hecho su vida cambió. Cuando se informó la proeza, llamó la atención de todo el mundo. Al llegar a tierra firme, tuvo una sorpresa en su oficina, recibió tantas cartas de niños de varios países que no podía ver su escritorio debajo de ellas, y en todas, la misma pregunta: “¿Qué hago para un día ser como usted?”.
Ballard allí se dio cuenta de que su camino como explorador recién empezaba, y mejor aún, ahora muchas personas estaban interesadas en su trabajo, futuros exploradores y científicos como él. Después de esto, investigó los restos de barcos y aviones en la base de Pearl Harbor (blanco del famoso y traicionero ataque japonés contra los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial), encontró los restos del acorazado nazi Bismarck, hundido en 1941, y exploró volcanes submarinos, corrientes marinas, descubrió nuevas especies de animales y vegetales, entre muchas otras realizaciones, y compartió sus descubrimientos con muchos de los mejores científicos marinos del mundo y también con 15 millones de niños norteamericanos (idea que Ballard tuvo después de leer aquellas cartas en su escritorio)
Hoy, en su nave de exploraciones Nautilus, bautizada con ese nombre en homenaje al gran submarino del libro “20 Mil Leguas de Viaje Submarino”, él comanda a oceanógrafos, geólogos, biólogos, arqueólogos, ingenieros y equipos de filmación; un detalle, todos los voluntarios quieren aprender de él.
¿Y usted? Joven o de edad madura, aunque ya haya realizado mucho, ¿ha pensado que puede mejorar? Analice bien varios aspectos: trabajo, dinero, matrimonio, hobbies (sí, estos también son muy importantes), ejercicios físicos, salud, etc. Comprenda qué es lo que Ballard, a los 73 años de edad, lejos de detenerse, aprendió en la práctica. ¿Sabe cuál es su mayor conquista? La próxima.
¿En qué mejorar?
El tema de esta página va exactamente al encuentro del Desafío #2 del Proyecto Intellimen: identificar qué puntos usted puede mejorar. Se citan varios aspectos y cómo descubrirlos, como por ejemplo, la alimentación, las relaciones, el carácter, la espiritualidad, las finanzas… Todo con consejos estratégicos. Vea esto en www.intellimen.com.
USTED A BORDO
A Robert Ballard se le ocurrieron varias maneras interesantes para que el público pueda seguir sus exploraciones, incluso en vivo. Una de ellas es en el sitio web www.nautiluslive.org, en el que usted puede convertirse virtualmente en un tripulante de la sofisticada nave del científico, además de tener acceso a videos, fotos y otros datos de expediciones anteriores. ¡Una verdadera aventura!