No pierda el objetivo

Un objetivo saludable debe ser claro, basado en la realidad, inteligente. Esto es tanto para una meta que usted mismo elaboró como para alguna tarea dada por un superior. Hubo un hombre que recibió directamente de Dios (más superior imposible) una misión, pero perdió el objetivo y pagó caro por eso. Aunque usted todavía no está acostumbrado a leer y aplicar la Biblia en su día a día, es muy probable que ya haya escuchado su historia. Ese hombre era Jonás.
Sí. Jonás recibió de Dios la tarea de predicarle a los habitantes de Nínive (en el actual Irak) sobre el arrepentimiento, porque el pueblo estaba en pecado y lejos de la protección Divina. Nuestro amigo escuchó claramente la orden del Señor, pero retrocedió.
Llegando a Jope (hoy en día conocida como Jaffa, en Israel), tuvo miedo de enfrentarse a los ninivitas y encontró otro barco que iba en dirección a Tarsis (que muchos estudiosos indican que está ubicada en la actual España). Él huyó. O intentó, porque el barco en el que estaba fue sacudido por una tempestad. Adivine quién mandó el ventarrón.
Cada marinero comenzó a pedir misericordia a su respectivo falso dios de ese momento. El barco estaba a punto de hacerse pedazos, cuando notaron a Jonás en medio de la historia. Lo interrogaron, él confesó que huía de Dios. Los marineros estaban llenos de miedo y todos -incluyendo al propio fugitivo- se pusieron de acuerdo en tirar a Jonás al mar para aplacar la ira Divina y poder viajar en paz. Dicho y hecho.
Se asignó un nuevo transporte para Jonás: un gran pez lo agarró, y estuvo dentro de él tres días y tres noches.
Jonás perdió el objetivo. Había dedicado su vida a Dios y a Su servicio, pero lo sacó de su lista de prioridades, dejó que entre el miedo y prefirió la zona de confort, haciendo lo que parecía más fácil. Eligió hacerlo a su manera y menospreció el hecho de que el Señor le daría todo lo necesario. Se convirtió en un bocado para el pez.
¿Cuántos de nosotros no tenemos objetivos establecidos- por nosotros mismos o por la inteligencia superior de Dios-, pero nos perdimos con distracciones pasajeras, placeres momentáneos y nos desviamos de la dirección correcta? Esto se relaciona con todo en la vida de un hombre. Por ejemplo, un hombre que pierde a su esposa porque se dejó llevar por tentaciones. Aquel que no mantiene una buena relación con sus hijos porque trabaja demasiado, aunque tenga buenas intenciones. Alguien que estudió en la facultad de cualquier manera y fue excluido en la selección de un excelente empleo. Otro que tenía potencial para el liderazgo en su iglesia, pero dejó la vanidad por el poder y puso el ego adelante de todo. No importa cuánto usted persigue un objetivo, aunque sea noble, si deja que su objetivo se pierda. No llegará a nada.
En el caso de Jonás, Dios le dio una segunda oportunidad. Allá en el buche del gran pez, oró mucho, arrepentido. Es decir, ¡reanudó su objetivo! Resultado: el animal expulsó al profeta en la costa. Y él fue a Nínive a predicar. Realmente el pueblo de allí se arrepintió de sus pecados y Dios se compadeció.
Todavía hay tiempo para reforzar su objetivo. No importa si es su primera o segunda oportunidad. Establezca estrategias, obedezca el orden de las prioridades y el éxito será seguro.
Y trate de no desviarse, muchacho. Vaya que esta vez el mar está peligroso.
Mirada en el objetivo
Tener enfoque es esencial para lograr un objetivo, que debe estar bien definido, de manera inteligente, con cinco pasos que contribuirán para que se realice. Vea cuáles son esos pasos en el Desafío #7 del IntelliMen, ingresando aquí.