Mujeres de la Biblia – Priscila

Una mujer que no se aferraba a lo que poseía, sino que quería compartirlo con todos. Hacía de su casa un centro de trabajo, hospitalidad y de su ministerio, además de ser una profesora talentosa.
Así era Priscila, esposa de Aquila. Formaban un matrimonio considerado ejemplar, por hacer todas las cosas juntos y en armonía (Hechos 18:2-3). Por ese motivo, es difícil contar quién era Priscila sin hablar de su marido.
Ella fue una señora más que virtuosa. Abría su casa para recibir personas y no era apegada a sus cosas (1 Corintios 16:19). Priscila también era compañera y amiga, características que son evidentes al leer la relación que tenían ella y su esposo con el apóstol Pablo, a quien conocieron por tener un comercio en común: la venta de tiendas (Hechos 18:1-3).
Disposición
¿Cuántos ya abrieron sus casas para recibir amigos, aconsejar personas queridas o solamente para tener un momento de conversación y comunicación? Priscila y Aquila son ejemplos de eso. Ellos usaban su hogar, no solo para hacer tiendas, sino también para la causa de Cristo.
La disposición para auxiliar a las personas era tanta, que arriesgaron sus vidas por Pablo y por la iglesia del Señor Jesús (Romanos 16:3-4).
Es ese sentimiento el que tenemos que tener por nuestro prójimo, sea quien sea. ¿Usted sabe si quien está cerca suyo necesita una palabra amiga, una ayuda o simplemente un abrazo?
Saber compartir
Priscila y Aquila formaban un equipo, sin apego a los bienes materiales ni al tiempo. No importa si usted tiene una mansión, una casa simple o una habitación, usted puede compartir lo que es suyo con quien lo necesite, sea un amigo cercano o solamente alguien que vio en la calle por única vez.
Ayudar al prójimo también es una forma de estar más cerca de Dios (Romanos 15:2). Compartir lo que tenga con una persona es agradar al Señor con una actitud simple, y puede cambiar todo el contexto de una vida (Mateo 25:45).