Lugares de la Biblia – Tarso

Ubicada donde hoy está Turquía, Tarso, formaba parte de la histórica región de Cilicia, actual provincia de Mersin, sobre la margen del Mediterráneo. Con más de 9 mil años de historia, es un importante emporio de comercio y fue determinante en la historia de varias culturas. Allí se produjo el primer encuentro de uno de los matrimonios más famosos de la historia: la egipcia Cleopatra y el romano Marco Antonio. Pero su hijo más ilustre fue uno de los hombres más importantes en la propagación del la Palabra de Dios, el apóstol Pablo. Partes de la ciudad y del tempo, del autor de varios evangelios, pueden verse después de las excavaciones realizadas en plena zona urbana.
Desde la antigüedad, alrededor del año 67 antes de Cristo (a.C), cuando el famoso general Pompeyo, el Grande representaba Roma; Tarso ya era una ciudad importante, al punto de ser elegida capital de la provincia de Cilicia. Los judíos que a habitaban allí, empezaron a ser vistos con la ciudadanía romana.
Tarso recibía muchas regalías por parte del emperador romano Augusto, y Tarso llegó a ser eximida de impuestos debido a su mentor y amigo, el filósofo Atenodoro, que era de Tarso. En ese tiempo, se constituía como un importante polo cultural e intelectual. El propio Saulo de Tarso, futuramente conocido como Pablo, creció entre la efervescencia intelectual local, muy similar a la griega Atenas y a la egipcia Alejandría.
Pablo: de “exterminador de cristianos” a apóstol
El famoso trabajo de Pablo como artesano de tiendas también es consecuencia de la influencia comercial de Tarso. En este polo comercial, se fabricaba un tejido con el pelo de una especie de cabra que abundaba en la región (bastante resistente) que era muy útil para el uso de moradas móviles o carpas. Los mercaderes de otras regiones llegaban a la ciudad para adquirir la materia-prima para sus tiendas (que se usarían muy lejos de estas tierras).
Como gozaba de ciudadanía romana, Saulo fue criado bajo las enseñanzas del imperio, persiguiendo a los cristianos. En Jerusalén, era famoso por el mal que causaba a los seguidores de Cristo. Seguidor fiel de los judíos, fue a Damasco-Siria- con autorización para arrestar los cristianos que encontrara por el camino. Mientras se trasladaba, fue sorprendido por una fuerte luz y escuchó una voz.
“Saulo, Saulo, por qué me persigues?”. Él y sus compañeros de viaje cayeron atónitos porque escuchaban pero no veían a nadie. Cuando la luz se apagó, Saulo no podía ver. Jesús lo orientó a entrar en la ciudad, puesto que allá le dirían lo que debía hacer.
Sus compañeros lo guiaron dado su estado de ceguera, y en Damasco encontró a Ananías, quien ya había sido avisado por Dios para que le impusiera las manos sobre los ojos, a fin de que recuperara la visión. Ananías se resistió porque conocía la fama de Saulo entre los cristianos en Jerusalén. El propio Señor le respondió que no temiese a nada, ya que Saulo había sido escogido para llevar Su Palabra y Su Nombre entre los gentíos, israelitas y también a reyes.
Dios le mostró a Saulo cuán importante era sufrir por Él. El que antes perseguía, sintió en su propia carne y en el alma lo que sentían sus perseguidos. En Damasco, Saulo comenzó a aprender con los discípulos de Jesús causando espanto a muchos, ya que el “exterminador de Jerusalén” comenzaba a predicar sobre la salvación a través de Cristo. Perseguido por los judíos, que lo consideraban un traidor, comenzó su evangelización itinerante, y más tarde fue rebautizado como Pablo, el de Tarso.
Tarso hoy
Situada en el centro Sur de Turquía- a solo 20 kilómetros del Mediterráneo- en la actualidad, Tarso forma parte de la región metropolitana de Adana-Mersin y cuenta con 2,7 millones de habitantes aproximadamente. En esta ciudad, muy urbanizada, se encontraron construcciones de templos bíblicos, éstos han sido protegidos por las autoridades turcas y se permite el acceso a visitantes.
El intenso verano atrae a turistas de todo el mundo. Económicamente es muy fuerte, cuenta con importantes industrias, como la de maquinaria agrícola, textiles, ladrillos, cerámicas y productos alimenticios a base de frutas, muchas de éstas destinadas a la exportación. Mucho de lo que es cultivado y cosechado en las amplias y fértiles planicies es procesado en sus fábricas. Son numerosísimas las grandes haciendas que usan tecnología agrícola de punta para irrigación, cosecha y transporte.
En medio a la moderna urbe, están a disposición de todos, importantes sitios arqueológicos como el Portal de Cleopatra (foto), existente cuando, la reina que le da su nombre, entró en la ciudad para conocer al célebre militar y político romano, Marco Antonio. El Museo de Tarso reúne un acervo cultural de diversas piezas encontradas en las muchas excavaciones locales, como adornos antiguas con forma de guerreros, seres míticos y animales. Un camino romano atraviesa la ciudad (foto), con el pavimento casi intacto y columnas a sus costados, lo que hacen un contraste singular con la modernidad del lugar.
A Cascada de Tarso, en el río Berdan, solo puede visitarse en las estaciones más lluviosas, por las obras de contención del río para la obtención de agua de irrigación de la labranza. Pocos kilómetros al sur, el Bosque Karabacak es muy apreciado para hacer picnics, ya que los tarseanos que quieren huir de la vorágine urbana encuentran allí un lugar ideal de esparcimiento.