Los hombres no quieren más pagar la cuenta

Tal vez fruto de la competitividad entre hombres y mujeres, o de los derechos igualados y establecidos entre ellos, es posible decir que los gestos de gentileza respecto a las mujeres son cada vez menores. Abrir la puerta del auto, dejar que ellas pasen delante en la fila, y tantos otros gestos se están convirtiendo en una excepción.
Según la encuesta realizada por una financiera inglesa, » Friday Friday», el número de hombres que espera que las mujeres paguen la mitad de la cuenta de lo que fue consumido, en un encuentro, es cada vez mayor.
De los hombres encuestados, el 29% respondieron que jamás dejan que la mujer pague la cuenta en el primer encuentro, pero aun así esperan que ella se ofrezca para dar la mitad de lo que se gastó. Para el 51%, lo correcto es dividir y listo.
De cada cinco entrevistados, uno reveló que le gusta pagar lo que se consume, como bebidas; pero si el paseo incluye otros programas, el deseo es gastar sólo la mitad. El cinco por ciento de los entrevistados también dijeron que les gustaría que las mujeres pagaran siempre todas las cuentas, incluyendo las del primer encuentro.
Practicidad
Un portavoz de la empresa afirmó que la etiqueta social siempre dictó la gentileza masculina a favor de las mujeres, pero eso está cambiando. “Los hombres pagaban bebidas, comida, entradas de shows y hasta el taxi de la mujer, en el primer encuentro. Sin embargo, parece que cada vez son más los hombres que le piden a su compañera compartir los gastos.”
Para el profesor Álvaro Gullo, del Departamento de Sociología de la Universidad de San Pablo (USP), las motivaciones para el cambio de padrones pasan lejos de cuestiones como la igualdad o el machismo. “En verdad, son realmente prácticas. Ellos afirman que no tienen dinero para pagar todo y que corren el riesgo de comprometer su presupuesto.”
Según la encuesta, el dinero habla aun más alto cuando el encuentro parece no funcionar: el 91% afirmó que no pagarían nada con alguien con quien no tienen afinidad. El profesor evalúa que en este punto es que aflora la competitividad. “Nadie quiere perder, aunque se trate de la conquista”, concluye.