Las ovejas simbolizan la obediencia

Cuando Jesús mencionó a la oveja para ejemplificar lo que es la obediencia a Su Voz, Él lo hizo para que la persona pudiese mirar a la oveja y, así, evaluar su vida, su ser y para enseñarle sobre la servidumbre. Las ovejas son los animales más dóciles que existen en la Tierra. Pero, en caso de que no tengan un pastor cuidándolas, se pierden, no comen, no beben y quedan sujetas a la muerte, ya que son completamente dependientes de él para guiarlas.
Por otro lado, los cabritos son animales con los que es difícil lidiar, son rebeldes e inflexibles. Frotan su barba en su propia orina, corren alrededor de todos los animales para espantarlos y son
tercos por naturaleza. El Señor Jesús explica en Juan 10:27-29: «Mis ovejas oyen Mi Voz, y Yo las conozco y Me siguen; y Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de Mi Mano. Mi Padre que Me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la Mano del Padre». Cuando los pastores guiaban a las ovejas para que tomen agua en el pozo, todas se mezclaban y se dispersaban. Sin embargo, ellos no se preocupaban, porque, cuando las llamaban, ellas obedecían y los seguían. Además, ninguna oveja se preocupaba por la otra y no
disputaba para estar más cerca de su pastor. Ahora usted necesita evaluar si ha sido una oveja sensible a la Voz del Señor Jesús. Quien es nacido del Espíritu Santo no mira a su lado, no habla de la vida ajena, no juzga al prójimo, sino que se preocupa por su propia alma.
Huya de los cabritos que están contaminados por el mundo. Permanezca con las ovejas, con el rebaño y sirva a Dios con su vida. La buena oveja sigue la voz de su Buen Pastor, pues sabe que Él la
guiará a los verdes pastos.