IURD por el mundo: Irlanda

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Se inaugura un nuevo templo para llevar esperanza y vida a los desesperados a través de la Palabra de Dios

Ubicada al oeste de Gran Bretaña, Irlanda está rodeada por islas que exponen una belleza incomparable. El país que abriga aproximadamente 4,5 millones de habitantes, ha sido escogido como destino, para inmigrantes de todo el mundo.

La religión profesada por la mayoría de la población es el catolicismo, ya que este tipo de creencia se arraigó en la cultura de las familias de esta tierra. Sin embargo, esta tradición no impide que el Evangelio también sea predicado y encuentre espacio en el corazón de los que sufren.

La Iglesia Universal del Reino de Dios ya lleva siete años anunciado la Palabra de Dios a los irlandeses, llevando esperanza y vida para todos. Recientemente, fue inaugurado un nuevo templo, pero esta vez, en un lugar donde funcionaba una antigua cervecería; que, según cuentan los lugareños, había sido escenario de tristes incidentes a raíz del abuso de alcohol.

Personas de toda Irlanda e Irlanda del Norte se dirigieron al Cenáculo del Espíritu Santo para celebrar la inauguración y buscar el poder de Dios. Durante la ceremonia, el pastor Guilherme Munhoz, responsable del trabajo de la IURD en el país, ungió el predio con el óleo que fue consagrado en Israel y clamó por todos los presentes.

Después de la inauguración, el obispo Celso Júnior, actual responsable del trabajo en Reino Unido, visitó el nuevo templo y dejó un mensaje de fe para todos los presentes.

«Dios es nuestro padre, independientemente de raza, cultura o edad. Muchas personas buscaron en libros la dirección para salir de los problemas, pero Jesús es la única salida. Debemos buscarlo porque solo Él es la dirección», enseñó.

Antes de realizar más oraciones, algunos participantes dieron testimonio de su cambio de vida por medio de la fe.

Cambio de vida

Rebeca Martí, (foto) relata cómo fue su cambio usando la fe que aprendió a ejercitar en la Iglesia Universal del Reino de Dios en Europa:

«Nunca olvidaré el día 26 de marzo, porque fue cuando mi hijo José empezó a quejarse de pronto de un dolor de cabeza, mientras nos volvíamos a nuestra casa. Me pareció raro porque había estado todo el día bien. Le dije que no se preocupara porque pensé que no sería nada grave. Pero, al salir del baño, me di cuenta que José estaba muy pálido. Le di algo de comer, pero lo vomitó. Se fue a dormir y cerca de las 3 de la mañana se despertó vomitando y quejándose de que sentía dolores en todo el cuerpo. José estaba tan mal que no lograba ni siquiera abrir los ojos. Corrí al hospital donde la médica dijo que creía necesario
hacer algunos exámenes para detectar el tipo de bacteria que había en el organismo. José estaba internado de emergencia hacía 24 horas y su estado de salud iba de mal en peor. El cuerpo de mi hijo estaba rechazando la medicación y la fiebre subía por cada hora que pasaba», recuerda Rebeca.

Después de varios exámenes, las sospechas se confirmaron: José tenía meningitis y le tendrían que hacer una punción lumbar «Mi familia y yo llorábamos juntos en la sala de espera del hospital. No podíamos creer lo que estaba pasando. De repente me di cuenta que yo tenía que hacer algo. Me sequé las lágrimas y todo lo que me vino a la mente fue clamar a Dios por socorro», relata.

Desde ese momento, el estado de salud de José tuvo una mejora. Cuatro días después, la médica hizo nuevos exámenes que revelaron que la enfermedad había desaparecido. «Yo no lograba contenerme de tanta felicidad. Hace un mes llevé a José para hacer un nuevo chequeo, y los médicos dijeron que la salud de mi hijo está perfecta, como si no le hubiera pasado nada.

Sé que los médicos hicieron un trabajo fantástico cuando mi hijo estuvo enfermo, pero también sé que sin la intervención de Dios podría haber tenido un final diferente” concluye.