Hoy disfruto de un matrimonio bendecido

Mariela: «Antes de conocer la Terapia del Amor, yo cargaba con desilusiones, fracasos y pensamientos negativos, los cuales arrastraba desde mi adolescencia debido al ambiente conflictivo del hogar donde crecí. Por eso, al estar en pareja, tenía todo tipo de problemas. Estaba muy desilusionada en mi vida amorosa, era una persona insegura y me sentía poco valorada como mujer; cualquier situación me angustiaba. Siempre experimentaba sentimientos de rechazo y abandono, como si estuviera estancada en la relación, sin poder avanzar.
Todo esto me causaba mucha angustia, como si llevara una mochila muy pesada. Cada día me levantaba con desánimo, sin ganas de hacer nada, había perdido el gusto por la vida y me sentía como un fracaso, creyendo que no valía la pena y lloraba. Además, era celosa. Si mi marido tardaba en llegar a casa, pensaba que estaba con otra persona. Le revisaba el celular, cualquier situación era motivo de pelea y hasta nos levantábamos la mano. Aunque nos extrañábamos cuando estábamos separados, la convivencia juntos era difícil.
Fui invitada a participar en la Terapia del Amor, y allí me di cuenta de que muchos de los pensamientos que tenía no eran verdaderos, sino más bien fantasías. A partir de ese momento, comencé a trabajar en mi interior y poco a poco las angustias y pensamientos negativos comenzaron a desaparecer. Descubrí que no tenía motivos para tener celos y pude recuperar mi identidad como mujer y esposa. Empecé a valorarme más y a crecer como persona. Aprendí a ser paciente y a usar la fe para alcanzar estabilidad emocional y bienestar en mi familia. Hoy en día, estamos bien y hemos logrado revertir muchas situaciones y errores. Dios ha transformado mi interior, trayendo tranquilidad a mi vida y a mi hogar. Nuestra forma de pensar es diferente ahora, estamos unidos y tenemos proyectos que nos permiten avanzar. Gracias a la Terapia del Amor, aprendí a desarrollar mi fe y hoy disfruto de un matrimonio bendecido»