Halloween: una fiesta cada vez más arraigada

Los chicos salen disfrazados por el vecindario a pedir caramelos, los jóvenes y grandes organizan fiestas de disfraces. Calabazas, calaveras, caretas de brujas. «Estoy sorprendido, no creía que era tan grande», comenta Cristian Zumbón, que recientemente abrió un local de venta y alquiler de disfraces en una zona en la abundan los colegios bilingües y donde la influencia cultural del norte es más pronunciada.
“Ya desde el mes pasado comenzamos con las ventas y hoy justamente el dueño del local viajó a buscar más mercadería, porque hemos tenido un movimiento muy agitado en cuanto a la venta de accesorios de Halloween”, dijo el trabajador.
Entró en nuestro país hace más de 15 años y se celebra en la noche del 31 de octubre en víspera de otra fiesta religiosa también celebrada en Argentina: del Día de todos los Santos o todos los muertos.
Noche de fantasía y misterio
El festejo de Halloween comenzó hace más de 3.000 años, en lo que hoy se conoce en Irlanda como una ceremonia de cosecha de los celtas. Para ellos, el cambio de estaciones adquiría una importancia mágica. A finales de octubre y a principios de noviembre celebraban un festival llamado Samhain.
Para ellos, esta era la noche más importante ya que era el último día de la cosecha y el comienzo del invierno, lo que marcaba el nuevo año. Los celtas creían que esa noche la ventana que separaba el mundo de los vivos y el de los muertos desaparecía. En la noche del 31 de octubre las almas de los muertos regresaban a visitar hogares terrenales.
Para mantener a estos espíritus contentos y alejar los malos espíritus de sus hogares los celtas dejaban comida o dulces fuera de sus casas, una tradición que con el correr del tiempo se convirtió en lo que hoy se conoce como “trick or treat”(truco o trato), donde los niños van de casa en casa pidiendo dulces el 31 de octubre.
El miedo y el terror a la noche de Halloween viene de esta creencia de que los muertos regresan a visitarnos y de allí la costumbre, en algunos países, de disfrazarse para mezclarse entre los muertos.
Los peligros de Halloween
En primer lugar, cada niño que golpea la puerta de una casa le dice trato o truco, es decir si da caramelos se irá contento. Si la persona se negara, la esencia de la fiesta lo obligaría a gastarle una broma de mal gusto o incluso maldecirlo.
En el caso de los más jóvenes, un boliche ha ambientado el lugar como un monasterio maldito donde prometen hacer ritos de oscurantismo, revivir muertos y devolver zombies. Son públicos la cantidad de casos donde jóvenes involucrados con espíritus han terminado con problemas psiquiátricos.
Para los satanistas, después de su propio cumpleaños, las dos fiestas satánicas más importantes son la noche de los Walpurgis y el Halloween o Víspera de Todos los Santos. Esa noche la llaman Festival del Fuego, y es el momento para alcanzar sus propósitos con rituales de destrucción, hechizos y venganza.
Por ese motivo se recomienda mucho cuidado con esta fiesta que para muchos se presenta llena de diversión y con la participación de pequeños llega a simular una ingenua distracción, ya que es un día inspirado y pensando en la maldad.