El otro lado de la violencia doméstica

El otro lado de la violencia doméstica

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Cuando el tema es la violencia entre una pareja, nadie titubea en imaginar a la esposa siendo agredida por su marido. Al contrario de eso, a veces a causa de un machismo evidente o latente en la población, hay maridos que también sufren violencia física o psicológica por parte de las esposas. Por el mismo machismo, difícilmente revelan el abuso a las autoridades, temerosos de la burla y la desmoralización.

Estudios recientes realizados en Estados Unidos e Inglaterra muestran que los hombres abusados por sus parejas sufren incluso de estrés postraumático, principalmente cuando no denuncian la violencia. Pueden quedar depresivos y tener pensamientos de suicidio.

Según la psicóloga Anna Randle, de Oxford, Inglaterra, el incremento de los casos de abuso de ese tipo y el preconcepto en torno al tema son grandes. “No podemos ignorar, como especialistas en salud mental, la necesidad de una mayor asistencia a esos hombres”, dice.

Un encuesta anual realizada en los Estados Unidos por la National Center for Injury Prevention and Control («Centro de Prevención y Control de la Violencia»), revela que mientras aproximadamente un 25% de las mujeres víctimas de abuso físico, sexual o psicológico en sus relaciones denuncian esos maltratos, solamente el 8% de los hombres lo hacen. Un análisis de esas estadísticas muestra, según Randle, que las mujeres practican más la violencia psicológica – comportamiento excesivamente controlador – que la física.

“Terrorismo íntimo”

La investigación desarrollada por la psicóloga norteamericana Denise Hines, de la Universidad de Clark, en Massachusetts, corrobora el estudio inglés. De 822 hombres en edades entre 18 y 59 años entrevistados, 302 necesitaban ayuda profesional por los abusos cometidos por sus parejas, acto llamado por la autora y sus colegas “terrorismo íntimo”.

En un segundo análisis, con otro grupo, el 16% de los 520 entrevistados reveló que eran víctimas de sus esposas, pero no tomaban ninguna medida, dejando que la situación continúe.

En ambos grupos fueron encontradas correlaciones entre los abusos y los síntomas de estrés postraumático. Las autoras de las dos investigaciones sugieren estudios más rigurosos, más enfocados en las víctimas de sexo masculino. También evidencian que las autoridades tienden a tomar más providencias en relación a los agresores que las agresoras.