El hombre ayuda poco en las tareas del hogar

Incluso delante de la equiparación, cada vez mayor, entre los derechos de hombres y mujeres, aún hay diferencias notables en el comportamiento de los dos géneros, principalmente en cuanto a la división del trabajo doméstico. Los hombres prescinden muy poco de su tiempo, durante la semana, para realizar las tareas del hogar, mientras las mujeres todavía asumen por demás esa responsabilidad y sobrecargan su tiempo.
Según el Informe Global de Desigualdades entre Géneros, que observa a los países que más respetan la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, Islandia se mantiene en primer lugar en el ranking de 135 países, marcando 0.8640 punto, en una escala que va de 0 a 1. El estudio, divulgado en octubre pasado, durante el Foro Económico Mundial, señala que Brasil subió de la 82º posición a la 62º, con 0.6909 punto.
Según el levantamiento del Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA), en Brasil, en 2010, la madre con hijos dedicó 25,9 horas semanales a los cuidados de la casa, contra 15,5 horas de los hombres con hijos. El tiempo dedicado al mercado de trabajo es más parecido entre los géneros: las mujeres trabajan afuera 36,8 horas semanales, contra 41,4 de los hombres.
Aunque en los países del norte europeo comenzó a cambiar ese cuadro, son una minoría. Para Rebecca Tavares, representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Mujeres de Brasil y el Cono Sur, esa diferencia es sustancial y existe en todo el mundo: “Además de las tareas de la casa, esos quehaceres se refieren también al cuidado de los niños y ancianos, que quedan en manos de la mujer.”
Rebecca evalúa que el desequilibrio en las responsabilidades de la casa atrasa el desarrollo profesional de la mujer. “Muchos lugares de trabajo no tienen la flexibilidad necesaria para las necesidades de la familia, lo que frena el aumento salarial femenino e incentiva el trabajo informal”, explica.
Soluciones posibles
Entre las soluciones posibles, están las cargas horarias más flexibles tanto para los hombres como para las mujeres, lo que puede permitir que ambos sexos tengan responsabilidades en la vida familiar: “Lo ideal es que exista la posibilidad de horarios flexibles o de trabajar en casa”, afirma Rebecca.
Un ejemplo de legislación que avanzó en ese sentido es la licencia por maternidad en Islandia, que le concede 3 meses a la madre, 3 al padre y 3 más que deciden entre ellos, garantizando una participación mucho mayor de los padres en la crianza de sus hijos y en los cuidados de la casa. “El hombre debería recibir licencia por paternidad y tener flexibilidad para ir a una reunión de los hijos en la escuela o una visita al médico”, afirma el representante de la ONU.
En los países en que el modelo de división de las tareas domésticas es de responsabilidad compartida entre el hombre y la mujer, como Islandia o Noruega, los índices de felicidad son más altos. En cambio en Brasil, donde la mano de obra aún es abundante, parte de ese trabajo les toca a las empleadas domésticas, muchas veces en condiciones muy lejos de las ideales.
Según la Fundación Seade, el 95,5% de las empleadas domésticas de San Pablo son de sexo femenino. “Brasil tiene 8,7 millones de empleadas domésticas, de los cuáles 2,5 millones trabajan por día”, recuerda la representante de la ONU. Uno de los desafíos para los dos sexos será que el hombre asuma un poco de las responsabilidades en las tareas cotidianas de la casa y de la familia, en vez de ayudar ocasionalmente.