El camino para ser un campeón

Estamos en vísperas de una nueva edición de los Juegos Olímpicos de la era moderna. Pero el torneo que explora diversos deportes y pone en acción a sus mejores practicantes de todos los continentes, es mucho más antiguo de lo que algunos piensan. Prueba de esto es que ya se llevaba a cabo en los tiempos bíblicos, y era muy popular entre los griegos (que le dieron inicio al torneo) y romanos. En aquella época un deportista ya era una figura de prestigio, admirada por su pueblo y un símbolo de éxito. Justamente por el hecho de enfocarse en su desempeño y entrenar incesantemente. Por lo tanto, atletas fueron ejemplos citados en la Biblia.
Vea como Pablo, que entró en la historia por su determinación (entre otros atributos), utilizó la figura de un deportista en uno de sus famosos textos: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.” (1 Corintios 9:24-25).
Así es. “¿… todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio?” y “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene…”. Por supuesto que muchos entrenan duro, tienen ganas y persiguen el mismo objetivo. Pero los empates son raros y generalmente el primer lugar es de un único competidor; y no hay manera, quien ocupa el podio está allí porque fue el más disciplinado. Y la disciplina, para un atleta es cuestión de equilibrio. Él debe unir factores tales como eficacia, regularidad en el entrenamiento, resistencia física al día, buena salud y enfoque, entre otros. Si llegare a fallar en alguno, difícilmente conquistará la medalla de oro.
En la vida de cada hombre, como en el deporte, la disciplina es señal de equilibrio. Precisamente este fue el sentido que Pablo quiso darle a su metáfora con el ejemplo del atleta. Usted es un ser compuesto por cuatro partes: la física, la psicológica, la espiritual e incluso la social. Si no logra tener un equilibrio entre ellas, ni piense en ser exitoso. Si no está bien físicamente (enfermo, no está en forma, con un aspecto descuidado), perjudicará su desarrollo psicológico, espiritual y sus relaciones. Si se encuentra con problemas psicológicos, descuidará la parte física, la parte social prácticamente se acabará y la espiritual quedará olvidada u abandonada.
¿Mal espiritualmente? Ahí todo está mal, todo lo demás caerá en conjunto (dinero, vida sentimental, salud, profesión, principios…). Las cuatro partes están íntimamente vinculadas y una afecta a todas, por eso deben ser bien observadas. Incluso anteriormente ya hemos hablado sobre eso aquí con un ejemplo, cuando contamos cómo un muchacho dejó de ser un don nadie y hoy es admirado por millones de personas como un hombre pleno. Él redefinió su vida al entender la importancia del equilibrio.
Por lo tanto, cuando vea a alguien que conquistó la medalla de oro en los próximos Juegos Olímpicos – y no se olvide de los Paralímpicos -, no tenga la menor duda de que él o ella se levantó de la cama en un día frío y lluvioso para entrenar de la misma manera como lo hacía en los días soleados. Buscó alimentarse de la manera más correcta posible. Se separó de todas las distracciones para enfocarse en su entrenamiento. Tuvo ganas de desistir, pero prosiguió. Usted no va a ver a un hombre con una vida plena si él descuidó su salud, su apariencia, su trabajo, sus principios, su familia, su economía, su espíritu y su alma.
Pablo luchaba día tras día contra lo que lo alejaba de su deber. Es como él mismo escribió, utilizando la figura del atleta: el disciplinado de hoy es el campeón de mañana.
Prográmese
Cada primer sábado del mes, a las 17h es el día en el que se realiza el evento del “Año de la Disciplina” en Av. Corrientes 4070 – Almagro y por videoconferencia al resto del país. Si aún no ha participado, manténgase en contacto y entienda por qué cada vez son más los hombres que participan.
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