El arma de Dios

La Palabra de Dios es el arma contra toda duda, porque ella produce fe
El arma de Dios es la Palabra.
El arma de Satanás también es la palabra.
La Palabra de Dios produce fe. Es espíritu y vida.
La palabra del diablo produce dudas. Es mortal porque con ella surgen los miedos, las preocupaciones, la ansiedad, los recuerdos de los traumas del pasado, la angustian, en fin, todo lo que es nocivo al ser humano.
Mientras que la Palabra de Dios levanta al caído, la del diablo derrumba a quien piensa estar de pie.
La Palabra cristiana cura, anima, sustenta, trae paz, esperanza, empuja a la persona hacia el futuro.
La palabra diabólica duele, desanima, separa, abate, constriñe, crea envidia, trae celos, suscita traiciones, demandas, promueve las injusticias, la prostitución, roba, destruye, mata, en fin, estimula los males.
La naturaleza humana está siempre en conflicto entre la razón y la emoción: espíritu vs. carne, o fe vs. sentimientos. La Palabra de Dios despierta la razón; el consejo del mal despierta la emoción.
La pregunta es:
¿A qué consejo le ha prestado más atención?
¿Al Espíritu de Dios o de los sentimientos?
¿Al de la fe o al de la duda?
Extraído del blog del obispo Macedo
21 Días del Ayuno de Daniel
El primero de agosto dio comienzo la Campaña de 21 días del Ayuno de Daniel. Este propósito fue realizado por primera vez, en la primera parte de este año, durante el período del día 28 de marzo hasta el día 17 de abril, que dio resultados maravillosos en la vida de quien se lanzó de cuerpo, alma y espíritu. Esta fe que millones de personas fueron bautizadas con el Espíritu Santo, inclusive muchos niños tuvieron una experiencia extraordinaria con Dios.
Muchos que dejaron de ver la televisión, acceder a Internet y alimentar el alma con entretenimientos recibieron el sello divino y el avivamiento del Espíritu de Dios.
El Ayuno de Daniel es una gran oportunidad para quien aún no nació de Dios, y quiere tener un encuentro con Él. También lo es para aquellas personas que anhelan un crecimiento espiritual aún mayor de lo que ya tienen. Es con el Bautismo del Espíritu Santo que nos damos cuenta lo inmaduro que éramos, y cuán dependientes éramos de los demás cuando se trataba de nuestra propia vida espiritual. Por todo eso, para tener esta transformación, participe de la campaña y luche para recibir el sello de Dios.