Apartada de Dios

Obispo, cuando era una niña frecuentaba la Universal y aunque llegué a participar en grupos de la iglesia, terminé apartándome.
Hoy estoy casada, pero mi marido no quiere a ninguna iglesia, principalmente a la Universal pero yo la amo. Es como si estuviera más cerca de Dios cuando voy a las reuniones, a escondidas de él. Pero ese no es el problema. Obispo, yo no logro cumplir los votos que hago con Dios, empiezo bien pero en la mitad, me pierdo.
Me siento avergonzada delante de Dios porque yo Lo amo mucho y no quiero entristecerlo. Por favor, oriénteme.
Respuesta:
Amiga, el hecho de que haya conocido la Universal de niña y haya participado en grupos, no le impide que se aparte de Dios. Eso significa que no hubo un nuevo nacimiento. Esta es la mayor preocupación de la Iglesia Universal del Reino de Dios: llevar a cada persona a tener un verdadero encuentro con Dios y al Bautismo con el Espíritu Santo.
Por eso amiga, su lucha ahora es doble porque tendrá que nacer de nuevo y adquirir la sabiduría necesaria para mostrarle el Señor Jesús a su marido, sin ninguna palabra, sino simplemente a través de sus actitudes.
Le aconsejo que participe de las reuniones de la iglesia, en los horarios que él esté trabajando y que no discuta sobre su fe, busque ser una mujer virtuosa que lo espera, sin exigir nada a cambio. No es algo fácil, pero tampoco es imposible.
No se desanime, no permita que el diablo la derrote nuevamente, siga adelante porque no hay victorias sin luchas y sin sacrificios. Le dejo una palabra para que medite: “Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas.” (Proverbios 3: 5-6).
Dios la bendiga.