Compras compulsivas

Estoy en el fondo del pozo. Gasté todo lo que tenía – y lo que no tenía también – intentando tapar agujeros y locuras. No entendía bien las razones. Cuando iba a los shoppings – el paseo favorito en los momentos de angustia y depresión -, permanecía horas entre una vidriera y la otra eligiendo ropa, accesorios, zapatos, al final, ellos me llenaban, me hacían bien, al menos en el momento.
Al llegar en casa y amontonarlos en los armarios, estantes para calzado y cajones, veía que mis problemas seguían ahí. No habían desaparecido. Entonces, yo me desesperaba.
Por otro lado, no podía contarle nada a mi esposo, al final, la tarjeta de crédito ya había explotado. Lejos de sus ojos, yo seguía gastando, pero no solo conmigo, sino que compraba muchas cosas para los niños también, incluso sin necesidad. Lo escondía, pues no sabía que todo eso solo me perjudicaba. Me costó entender que tenía un problema, años y años, hasta hundirme y reconocer que necesitaba ayuda.
Situaciones como esa son muy comunes en la vida cotidiana de las personas, especialmente de las mujeres.
En EE.UU., una encuesta reveló que el 5,5% de los hombres y el 6% de las mujeres podían ser clasificados como compradores compulsivos. Ambos gastan en ropa. Ellas suman accesorios, como carteras y bijouterie. Y ellos, cosas para el auto, herramientas y tecnología.
Según el psicoanalista Oscar Paulucci, el perfil de un comprador compulsivo es el de una persona insatisfecha consigo misma , con un vacío que llena con la dopamina, una sustancia que está en el cerebro, encargada de generar la adrenalina, que crea el impulso de comprar y comprar. Por lo general la perturbación se inicia entre los 15 y los 20 años y dura para toda la vida si no es tratada a tiempo .
Para la psicóloga Gloria Korenblum existen algunas claves para identificar rápidamente a un comprador: “Pierde el control sobre las compras. No le importa sacrificar sus necesidades básicas, como cobertura de obra social, pago de impuestos o de un crédito asumido. Se arrepiente luego de haberse concretado el consumo. Su único tema de conversación son las compras”.
La familia, en estos casos, se transforma en un aliado fundamental: “Siempre es mejor ayudar desde el diálogo y no desde la prohibición sin explicación, ya que esa reacción puede tornarse contraproducente”, advierte Paulucci. Mario, coordinador de Deudores Anónimos, quien vivió personalmente este drama, da un consejo práctico: hacer una lista diaria y anotar todos los gastos durante un mes ayudará a la persona a saber en qué gasta el dinero y el porqué de sus deudas. Otro tip: salir con el dinero justo y no usar tarjetas de crédito.
Si usted es un comprador compulsivo, lea estos consejos:
Hay determinados consejos a tener en cuenta para la cura de la adicción a las compras. En primer lugar, es importante reconocer que existe un problema y pedir ayuda. Esto siempre es un gran paso e inicia el camino hacia la mejoría.
Es fundamental decirles adiós a las tarjetas de crédito (sin hacer trampa) y automáticamente pedirle a alguien de confianza que se haga cargo de las finanzas.
«¿Realmente necesito esto? ¿para qué lo voy a usar?» : son preguntas que hay que incorporar de forma constante ante una vidriera, un local o hasta una página web de compras.
Otro punto muy importante: si ves que el tema te supera y no podés manejarlo por tus propios medios, no desestimes la asistencia a un grupo de apoyo terapéutico, además de charlar de este tema con personas de confianza.