Cara de malo, buen corazón

Cara de malo, buen corazón

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Un hombre sonriente parece más solidario, más propenso a la empatía, que un hombre de mala cara. Eso es lo que puede llegar a parecer, pero un estudio de la Universidad de St. Andrews, en Escocia, dice que aquel sujeto cascarrabias del grupo puede ser el más predispuesto a hacer incluso sacrificios, por todos. Quien ve la cara, no ve el corazón; como dice el refrán tan popular.

El estudio buscó relacionar, la generosidad con los rostros de los individuos examinados. Al mismo tiempo que un hombre con una expresión muy seria o incluso temeraria, puede parecer a primera vista antisocial, puede ser el primero a celar por el bien común, aunque no busque reconocimiento, (mostrando sonrisas de publicidad de pasta dental y esperando palmadas en la espalda). La investigación mostró que, en relación a un grupo de colegas, amigos o a la familia, los considerados inclusive agresivos, son más propensos a sacrificarse por el beneficio del grupo. Los científicos de St. Andrews señalan que ese tipo de persona tiende a colocar el bienestar del prójimo antes que el suyo.

En cuanto a la forma de la cara. Hombres de rostro más ancho pueden parecer “bad boys”, si son comparados a los que presentan una forma más angosta. De todas formas, eso depende mucho del contexto. Los investigadores les dieron una cierta cantidad de dinero a alumnos de St. Andrews y los pusieron en una situación que demandaba cooperación. Los tenidos como “gruñones” cooperaban, dejando parte de su dinero por el grupo. Pero, cuando se les presentó un equipo de alumnos de otra universidad  (en una clara competición por mejores resultados) empleando la misma cantidad general de dinero, los gruñones fueron los que más donaron sus capitales para que el grupo venciera, (de hecho, todo el dinero). Para que su grupo venciera, ellos demostraron una entrega mayor.

Los estudios se ampliaron al mundo corporativo. Líderes de determinadas empresas, con las características del rosto y expresiones citadas, se mostraron más aptos al compromiso con sus compañías, que, a su vez, presentaron resultados económicos mucho más favorables.

Obviamente, los autores del estudio no están diciendo que todos los hombres cascarrabias son buenos o malos, solo basado en sus rostros. A veces, un aparente “bad boy” puede ser realmente malo. No obstante demuestra que ese sujeto que parece más agresivo, demasiado serio y amenazador puede llegar a sorprender, y ser el primero en extender la mano a alguien de su grupo.