Caín, Balaam y Coré: tres ejemplos de falsos pastores en los días actuales

Caín, Balaam y Coré: tres ejemplos de falsos pastores en los días actuales

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Una alerta para los siervos de Dios

“Pero estos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales.
¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam,
y perecieron en la contradicción de Coré”. Judas 1:10-11

El camino de Caín

Caín representa al falso sacrificador.
Es ese tipo de siervo que Le ofrece a Dios ofrendas y sacrificios según su propia voluntad, y no como Dios quiere. A los ojos humanos, esos supuestos “siervos” hacen su trabajo correctamente, sin embargo, sus intenciones no son justas delante de Dios. No piensan ni santifican el Nombre del Señor, pues todo lo que hacen es para su propia vanidad y gloria. Además, son envidiosos y no se alegran cuando ven que alguien es exitoso en su trabajo.

Como Dios no Se agradó de Caín ni de sus ofrendas, tampoco Se agrada de estos siervos mentirosos, que van al Altar a enseñar Su Palabra, pero no viven lo que predican.

El error de Balaam

Balaam era un profeta corrompido, que vendió su alma a cambio de oro y de plata. Es el tipo de siervo que usa el Nombre y la Palabra de Dios para beneficio propio. No le presta la mínima atención a la condición del pueblo ni se preocupa por el destino de las personas que mueren sin la salvación. Lo que les importa a esos falsos pastores es la ganancia material, por eso, explotan los sentimientos y el dolor de las personas para alcanzar sus objetivos deshonestos y egoístas.

La contradicción de Coré

Coré rechazó la autoridad de Dios que estaba sobre Moisés. Ese mismo espíritu de rebelión ha sido visto en muchos que se levantan contra las autoridades espirituales, constituidas por Dios. Como Coré intentó corromper a otros con su orgullo y vanidad, así ocurre con muchos que han salido por todo este mundo a esparcir su veneno mortífero que ha destruido a muchas vidas. No podemos olvidarnos de que el principio de Satanás fue la vanidad y el orgullo, por eso se rebeló contra Dios.

“Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu”. Judas 1:19